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Capítulo 17. "El Dragón Arcano"

-         Mira debajo del armario y no seas quejica, Carlos. – dije impaciente.
-         ¿Quejica? Pero si no he abierto la boca desde que hemos entrado! – contestó. – Aquí no hay nada, sólo una pelusa gigante y olvidada que alguien debe “podar”, barrer y tirar a la basura antes de que pueda ponérsele un nombre e incluirla en los episodios de “Xmen”. Puaj, que asco! Es enorme. – Añadió. Tras un gran estornudo, la cara de Carlos se volvió gris llena de polvo. – Genial! Lo que me faltaba.
-         ¿No decías que no eras un quejica? – Dije. Puso los ojos en blanco, se limpió con un pañuelo y encendió de nuevo la linterna para seguir buscando.


-         ¡Aquí hay algo! – Dijo de repente. Me dirigí a donde él se encontraba y observé detenidamente; pisadas. Estaban por toda la habitación, llenas de barro oscuro y todavía húmedo; alguien había estado allí. Carlos trató de encender una de las lámparas pero no funcionó, no había luz. De pronto la ventana de la habitación de Eryel se abrió de par en par y mi piel se erizó por el frío.
-         AH! – grité asustada. Éste no dejaba de reír – No seas imbécil! Me he sobresaltado! Reconoce que tienes más miedo tú que yo, me he fijado en cómo te tiemblan las piernas. – Carlos se sonrojó.
-         Vale, vale como mande la señorita. – me agarró por la espalda y yo, dándome la vuelta hasta quedar frente a él emití una leve sonrisa. Carlos embobado, se puso serio y comiéndome con la mirada respondió apretándome contra él.
-         Hemos dejado algo a medias antes… ¿no es cierto? – miró interesado hacia la cama de matrimonio que asomaba por la puerta al final del pasillo. No podía creérmelo; ¿En serio?! Si en ese instante estaba pensando en lo que yo creía, dejaría de hablarle para siempre y posiblemente volvería a por la pala de su abuelo, el tenebroso enterrador, para golpearle con ella en la cabeza una y otra vez… o eso pensé hasta que comenzó a besarme dulcemente por el cuello. No quería seguir con aquello, pero mi cuerpo decía y pedía lo contrario. Me giré de repente hacia él, la linterna calló al suelo provocando un pequeño ruido y apagándose al instante; sus besos me hacían enloquecer y los latidos de su corazón me hicieron saber que ya era demasiado tarde como para pensar en rechazar su propuesta.
-         Hueles a melocotón ¿sabes? – me susurró al oído mientras olía mi pelo y bajaba lentamente la cremallera de mi cazadora. No contesté, simplemente logré emitir un breve suspiro y asentir con la cabeza. La chaqueta calló al suelo y poco a poco, beso a beso, la pasión hizo que sólo existieran sus caricias y su cuerpo para mí; que estuviéramos en una casa que no era la nuestra, que una serpiente gigante nos hubiera perseguido y que un loco asesino fuera tras nosotros dejó de importar. Le quité la camiseta deslizando mis manos por sus pectorales y por sus hombros fuertes y suaves, y me alzó en el aire cogiéndome ágil y dulcemente por los muslos quedando así enredada con mis piernas en su cuerpo.
-         Te quiero. – dijo entre besos y caricias.
-         ¿qué hay de las pisadas? Estamos en peligro… - balbuceé tratando de explicarle; aunque no sirvió de nada.
-         Shhh, este momento es nuestro ¿vale? – acomodó ambas manos en mis mejillas y puso su dedo índice sobre mis labios; lo mordí simpática.
-         A mí no me muerdas enana… - Sus ojos me asustaron, me agarró con fuerza apretándome contra él mientras nos besábamos y todavía no sé cómo, cruzamos el pasillo y llegamos a la habitación. Tenía miedo, aunque sabía que él era el adecuado, siempre lo había sido.
-         Te quiero. - dije entre suspiros. Lo abracé con más fuerza todavía en volandas y cuando nos situamos justo enfrente de la cama, sin soltarme, me dejó caer sobre el mullido edredón. Se deslizó entre mis piernas y me agarró de la cintura con las dos manos, rodeándome; Carlos e Irene se habían esfumado, en ese instante fuimos uno; no pasó mucho tiempo hasta que nuestra ropa se perdió entre las sábanas y comencé a sentir el calor de su piel contra la mía.
Cerré los ojos sintiendo cada roce, cada beso, cada caricia, cada abrazo; hasta que el miedo que había sentido durante esas semanas hacia aquella situación se esfumó.
-         ¿Estás bien? – preguntó. No respondí y sin esperárselo escapé de sus brazos y me coloqué sobre él. Lo miré y me miró hasta que nuestras respiraciones entrecortadas se juntaron al unísono. Se incorporó lentamente y tras apartar unos mechones que descansaban alborotados sobre mis mejillas, besó mi hombro y picarón mordió el tirante de mi sujetador. Tímida sonreí acariciándole el pelo y apretándolo contra mí. Ya no tenía frío. La goma del sostén dejó de apretar hasta hacerme quedar totalmente desnuda de cintura para arriba.
-         Eres preciosa ¿sabes? – dijo al verme. Siempre había soñado con aquel momento, con todo lo que estaba pasando en ese instante y con lo que todavía estaba por venir. Me abalancé sobre él y lo besé con fuerza.
-         Ya no tengo miedo. – susurré. Nuestras respiraciones se aceleraron y con ellas el latido de nuestro corazón. Poniéndose de rodillas en la cama me cogió en brazos hasta quedar de nuevo encarcelada bajo su cuerpo desnudo. - Lo sé. – contestó. Noté como se relajaba, cómo la fuerza de sus caricias cambió y cómo aumentó el cariño de sus besos, empezando por mis mofletes sonrojados, mi garganta, mis hombros y el ombligo hasta que frenó en seco al llegar a mi cintura. Abrí los ojos después de que él los cerrara, buscó mis caderas deslizando sus manos bajo las comas de la única pieza de ropa que quedaba en mi cuerpo y con suavidad, alzando primero mi pierna derecha y más tarde mi pierna izquierda, quedé indefensa ante él, tal y como era, sin mi ropa pija y bien planchada, sin el pintalabios de Dior al que tanto aprecio tenía, dejando atrás mi palabrería refinada y mis aires de egocentrismo, en ese instante fui sencillamente yo misma.
-         Si en algún momento no estás a gusto, sólo dímelo ¿de acuerdo? – dijo mirándome fijamente a los ojos. Entonces recordé que no era su primera vez si no la mía.
-         Confío en ti. – respondí besándolo en los labios. La luz de la luna se colaba entre las finas cortinas de la habitación y la brisa suave de la noche invadía la estancia; la textura sedosa de las sábanas y el calor de nuestros cuerpos se perdieron entre miles de nuevas sensaciones. Ninguno de los dos dijo nada, simplemente pasó, me besó en la mejilla, me agarró las manos entrelazando sus dedos con los míos hasta que ambos encajamos el uno en el otro cual pieza de un puzzle. Él lo era todo para mí, entonces lo supe.
-         Vas a romper las sábanas. – me susurró al oído mordiéndome la oreja. – puedes agarrarme a mí en vez de a ellas sabes? Mi espalda es resistente a los arañazos… - Añadió.
-         No me dejes nunca… - dije.
-         No lo haré. – respondió. Era suya y él era mío, nada importaba más que eso en aquel instante.


***

Eryel descansaba sobre la arena justo en la orilla del lago, mientras Mat trataba de curar la herida.

¿Se puede saber dónde está mi hermana cuando la necesito? No tenía ni idea de cómo parar la hemorragia y Eryel se desangraba poco a poco; la herida se había infectado y si se le engangrenaba no podríamos hacer mucho más.
-         ¿Mat? – escuché. Eryel había recuperado la conciencia e intentaba decirme algo entre balbuceos.
-         Eii. ¿Te duele mucho?
-         Unn.. po..co. – tosió.
-         Va a pasar pronto.
-         Alex..a.. – trataba de decirme algo importante pero no lograba entenderla. De pronto señaló hacia el otro lado del lago. Alexa yacía inmóvil en una roca.

“Estoy bien, quédate con ella confía en mí” – me advirtió antes de que saliera volando a ayudarla. Era muy raro que mi hermana utilizara su subconsciente para comunicarse conmigo y más cuando estaba expuesta e indefensa ante un numeroso ejército de soldados locos y desquiciados.
“No seas tozudo Mat, estoy bien. Desabrocha mi fajín de la cintura de la muchacha y busca un pequeño saco de cuero entre mis armas, encontrarás dentro un vendaje y cinco pequeños frascos con grabados en las etiquetas; utiliza las lágrimas de dragón y las cenizas de mizar para desinfectar la herida, con ello la piel muerta e infectada se desprenderá del hombro e inmediatamente deberás verter sobre ella el líquido negro que contiene otro de los botes”
“Lo tengo todo… ¿qué es ese líquido negro?”
“Es veneno de Sendra, Mat; deberás cubrir con él la herida, pero únicamente las partes superficiales; si el veneno cae en la zona profunda, será como si una Sendra la hubiera mordido y morirá, es por eso que debes utilizar algún tipo de tejido, empaparlo y así evitar riesgos. Confío en ti y sé que lo harás bien; finalmente utiliza un último tarro, espolvorea un poco de cedro sobre el veneno y directamente venda las heridas. En breve las hemorragias cesarán y la piel se regenerará inmediatamente; no debes retirar el vendaje hasta que yo vuelva, ¿de acuerdo?”
“Entendido… una cosa más; ¿qué es el cedro?”
“Una planta medicinal que utilizaban las brujas para dar resistencia a sus aliados; mezclada con cualquier tipo de veneno es eficaz para curar heridas o quemaduras, la utilizábamos en la guerras cuando era arquera en Notham; suerte y no hagas ninguna tontería; tu deber ahora es cuidar de ella.”
“Si pasa algo no dudes ni un segundo en que iré a por ti”
“Cállate y no seas quisquilloso, he pasado por cosas peores y lo sabes Mat; mamá estaría orgullosa de ti”


La voz de mi hermana se marchó de mi cabeza. Ahora sabía lo que tenía que hacer.

-         Eryel, voy a curarte ¿de acuerdo? – asintió con la cabeza mientras cerraba los ojos. Tenía fiebre y tiritaba, estaba blanca como la nieve y sudores fríos recorrían su cuerpo. Sería complicado aunque no imposible.

***

Al otro lado del lago, en el interior del bosque; los dos hermanos escapaban del innumerable ejército de Salzar y de los poderes de Brenda, quien lanzaba bolas de fuego contra los árboles cuyo impacto hacía que estos ardieran e inmediatamente cayeran al suelo tratando de aplastarlos a ambos.

-         ¡¿Puedes ir un poco más deprisa?!
-         ¡Díselo a Dilaila y no a mí, hermano! – Eric bajó de un salto y rodó por el suelo hasta quedar tras un árbol. Lauren le lanzó sus incontables armas enganchadas a una cinturilla de cuero, entre ellas, una ballesta y un arco de plata y madera.
-         Espero que tengas buena puntería Eric!
-         Descuida pequeñín! – Contestó mientras su hermano se posicionaba tras otro árbol.
-         Cuando estén a unos cincuenta metros de nuestra posición, dispararé a la segunda fila; así los que van primero no tendrán defensa y será entonces cuando tu lances los dardos de la ballesta, de acuerdo?
Será una distracción para ellos y nos ayudará a ganar tiempo.
-         Me parece bien. – respondió Lauren asintiendo con la cabeza.
-         Una, Dos y Tres! – Eric disparó el arco una y otra vez hasta que los caballeros que se situaban en segunda hilera de combate cayeron uno a uno obstaculizando el paso a todos aquellos que los seguían. La primera fila quedó indefensa y fue entonces cuando Lauren disparó los dardos de su ballesta hasta que todos fueron derribados. Eric salió de su escondite y montó apresuradamente en Dilaila junto con su hermano escapando de los potentes hechizos que Brenda lanzaba. El bosque quedaría completamente destrozado si continuaba incendiándolo, el fuego avanzaría demasiado rápido y sería una locura tratar de pararlo.
-         ¡¡¡¡¡¡¡Lauren!!!!!!! – gritó Eric. Una bola de fuego iba derecha hacia ellos, Eric tomó las riendas y logró esquivarla, aunque eso supuso que la yegua tropezara y ambos cayeran al suelo.
Les pisaban los talones y era muy poco lo que podían hacer para intentar remediarlo. Lauren volvió la vista hacia los soldados que se acercaban y observó fija y lentamente la punta de una flecha que se aproximaba cada vez más deprisa hacia su cara. Eric lo apartó tratando de evitar el impacto y esperó a que la flecha quedara clavada en el árbol que tenían detrás; sin embargo no sucedió como ellos esperaban; la flecha no llegó al tronco y los jinetes junto con sus caballos comenzaron lo que parecía una posible retirada. Algo había incendiado el bosque en el lado contrario al de Brenda, ése fuego iba mucho más deprisa que el que ella producía con sus hechizos y estaba claro que era mil veces más peligroso. Eric y Lauren debían salir de allí lo antes posible.

-         A la de tres nos levantamos, ¿de acuerdo? – dijo Eric.
-         Sí… - contestó Lauren. – un rugido enorme y ensordecedor los sorprendió a todos, tanto a ellos dos como al ejército que los perseguía.
-         ¡¿Qué narices es eso?!
-         ¡¿Qué?! ¡No te oigo! – Lauren trataba de escuchar a su hermano pero el eco de aquel rugido invadía cada rincón del bosque. Ambos decidieron permanecer en el suelo y esperar. Los soldados ya no estaban y Brenda había decidido que sería mejor retirarse; al parecer los dos hermanos eran los únicos que no sabían de qué se trataba.
-         ¡Iremos hacia la orilla del lago! – gritó Lauren.
-         ¡No! ¡Ve tú! ¡Yo tengo que ir a ayudar a Alexa!
-         ¡Está bien pero no tardes, es una locura! – Lauren montó en su yegua y se encaminó hacia donde Mat y Eryel se encontraban.

***
Hacía varios minutos que había recuperado la consciencia, estaba congelada y mi cuerpo desnudo yacía magullado entre dos enormes rocas. Olfateé y reconocí a Eric; segundos después una pantera negra apareció saltando de roca en roca descendiendo por una pequeña ladera.

-         ¿Estás cómoda? – me preguntó.
-         Vete al cuerno. – contesté entre leves tosidos.
-         Dame un segundo anda… - Eric se dirigió hacia el interior de una pequeña cueva y volvió a los pocos segundos convertido en humano sujetando mi ropa con su mano derecha.
-         Te juro que jamás te entenderé… -dije tratando de incorporarme y quitándole mis pantalones.
-         ¿Pensabas que podría bajar por ahí siendo humano y sin matarme? Pues sí, la verdad podía pero no me apetecía. – dijo. – Espera señorita, ¿qué diablos es eso? – había descubierto la flecha clavada entre mi columna y uno de mis omóplatos.
-         No es nada, déjame tranquila. – dije intentando ocultar la sangre y extendiendo la mano reclamando mi camisa y mi capa.
-         De eso nada monada, date la vuelta. – insistió. – por cierto, hace tiempo que no te veo en… estas condiciones ¿sabes? Si lo llego a saber aquella vez que me propusiste pasar la noche juntos y te solté todo aquel royo de la amistad… te hubiera dicho que sí. – Añadió chistoso para aliviar la situación mientras me agarró por la cintura para examinar la profundidad que la flecha había alcanzado. Suspiré, sabía que debía quitármela lo antes posible o jamás podría volver a transformarme o al menos volver a volar.
-         ¡Mierda! – exclamó Eric en voz baja.
-         ¿Qué pasa? – dije asustada.
-         Vale, escúchame atentamente y no te pongas nerviosa. ¿Recuerdas aquella vez en la guerra de las aldeas en el Reino de Lissed, cuando Lorel me clavó una punta de flecha enorme en el hombro y faltó poco para que perdiera la movilidad para siempre?
-         Lo recuerdo.
-         Está bien, saldrás de esta tal y como yo lo hice. Supongo que sabes dónde está clavada la punta de flecha, así que te lo diré claro: tienes que elegir o confiar en mí y dejar que trate de extraértela; si lo hago y rozo el nervio de la columna, no podrás volver a cambiar, no sé si para siempre, pero claramente no lo harás durante un largo plazo de tiempo; sin embargo puedo intentar separar la madera de la punta y partir la fecha; las águilas cuando os convertís ensancháis la espalda y cambiáis de posición todas y cada una de las extremidades, ¿tengo razón?
-         Sí…
-         Lo que supondría que si inicias la transformación, la columna desplazará por si sola la punta de la flecha y podremos sacarla sin dañar el nervio. Sé que es una elección difícil Alexa, pero no hay tiempo.
-         Pártela, Eric.

“¡Estás loca! ¡No lo hagas, te cortarás por dentro Alexa! ¡Esas flechas son de punta de plata, por dios! ¡Podría picar piedra con ellas o hacer un corte profundo en una roca caliza! No seas egocéntrica y sueñes por un momento que tu piel aguantará, te lo estoy pidiendo por favor.”
“Mat, sal de mi cabeza.”
-         Eric cuando yo te diga pártela. – Le dije.
-         El hermanito preocupado ¿verdad? – Asentí.
“No confío en Eric, Alexa; lo sabes”
“Lo sé, pero yo sí lo hago, tienes dieciséis años y yo tengo mil veces más experiencia con él y respecto a estos temas que tú. ¿Has curado a Eryel?”
“Haz lo que te venga en gana, si te pasa algo, lo mato ¿¡entiendes!? Eryel está bien, ahora está descansando; el vendaje aguanta y ha dejado de tiritar; tranquila no volveré a meterme en tu cabeza.”

Suspiré. Por desgracia mi hermano llevaba razón, las dos opciones eran arriesgadas y sin duda dolorosas como las que más; pero no aguantaría tener que despedirme de uno de mis cuerpos para siempre. Eric partiría la flecha y yo mordería cualquier objeto para evitar gritar.

-         Adelante.
-         Piensa en las fiestas del año pasado en el barco de tu tío; ¿recuerdas cuando desapareció medio borracho y a la mañana siguiente lo encontramos pajo el palo mayor con cuatro mujeres? – Eric me hablaba para distraerme, sabía que tarde o temprano lo haría. Cogí una de mis botas de cuero y dándole la vuelta dejando al descubierto el forro, mordí con fuerza.
-         O piensa en las Guerras de los Bárbaros hace 50 años en el Mar de Cinerelia, cuando Neil estaba todavía vivo y nos enseñó aquel huevo de dragón gigantesco. – continuaba hablando. Sonreí ante el recuerdo de aquel día y sintiendo un pinchazo enorme todo empezó a dar vueltas a mi alrededor; Eric había cogido la flecha con ambas manos y continuaba contándome anécdotas sobre nuestros viajes mientras se preparaba para partir la madera. No pasó mucho tiempo hasta que vi rodar aquel palo por la roca, mordí con fuerza y rabia; quien fuera el que había provocado esto, era hombre muerto. Eric me cogió en brazos, sus manos estaban repletas de sangre, y me dejó en una pequeña planicie para que tratara de iniciar la transformación.
-         Lo siento.
-         No pasa nada; pensaba que sería peor, aunque lo difícil viene ahora.
-         Si en algún momento necesitas algo o sientes cualquier cosa, avísame. No voy a moverme de donde estoy. – Asentí con lágrimas de dolor en los ojos y mordiendo todavía las botas. Me ayudó a quitarme los pantalones y se posicionó frente a mí. Iba a pasarlo realmente mal.
-         En cuanto me convierta no habrá tiempo, tendrás que subir encima, meter la mano en la herida y extraer la punta de plata; grite cuanto grite o te diga lo que te diga, hazlo. Si se te ocurre tocarme o pensar que soy una floja, cuando esto termine te arranco el rabo.

***

-         ¡Mat!
-         ¡Lauren! – Dije mientras éste desmontaba de Dilaila y corría hacia mí. Pensaba que me daría un abrazo pero sólo tuvo ojos para Eryel.
-         Ella está bien. He desinfectado la herida y la he vendado, ahora está descansando.
-         No sé como darte las gracias.
-         No me las des a mí si no a tu hermano, él es quien me ha avisado. – Lauren quedó sorprendido ante tal noticia y molesto evitó mi mirada volviendo la vista hacia el otro lado del lago viendo como Eric ayudaba a Alexa. No me había dado cuenta de que se había producido un gran incendio hasta que el olor a roble quemado advirtió a mi olfato.
-         Ayúdame a subir a Eryel al caballo Mat, no hay tiempo y el fuego avanza rápido.
-         Eryel se queda aquí o Alexa me mata.
-         Vale, siendo así me quedaré con ella, ve a buscar entre esos árboles seis troncos de mediano tamaño para construir una camilla.
-         Que sean doce, si Eric la fastidia necesitaremos otra para Alexa. – Tras esta frase me adentré entre los árboles.

***

Estaba en el cielo y ambos lo sentíamos.

-         ¿Qué tal estás pequeña?
-         Perfecta. – sonreí. Ningún sueño podría superar a lo que él y yo habíamos tenido. Besándome en la mejilla paseó sus dedos por mi ombligo simulando que eran arañas y haciéndome cosquillas sonrió. Pronto amanecería aunque lo que menos deseaba en este mundo era levantarme de aquella cama y dejar de acurrucarme entre sus brazos.
-         ¿Estas cosas suelen comentarse después de…? ya sabes, es que me da vergüenza… - Carlos comenzó a reír.
-         No te rías, te recuerdo que… - antes de terminar la frase me tapó la boca con una mano y con la otra comenzó a torturarme haciéndome cosquillas. Un momento mágico, pensé; con el chico perfecto.

***

Un quejido ensordecedor retumbó cruzando el lago y rebotó entre las laderas de las montañas. Alexa gritaba de dolor mientras Lauren cuidaba de Eryel en la otra orilla.

-         Mira que eres tozuda… lo siento, de veras que lo siento… ¿sabes? Antes de que aparecieras de la nada aquel día mientras paseaba por los alrededores del Reino de Deltor, no existía nada más para mí que proteger y defender a mi rey o a mi pequeña familia; sin preocupaciones y sin aventuras… cuando llegaste fuiste como un remolino, Eryel. Todo mi mundo se puso patas arriba… - Sabía que no me estaba escuchando pero una parte de mí quería que lo supiera.
-         Sólo te pido que me dejes protegerte, tu madre lo era todo para mí y si no quieres que sea por ti, por lo menos acepta que lo haga por ella. Eres como una hermana; una hermana pequeña, patosa, novata y terca a la que muchas veces me gustaría dar un escarmiento; sin embargo y aunque en poco tiempo, he aprendido a quererte y me duele ver cómo te vas de mi lado tal y como hizo tu madre… - le acaricié las mejillas hasta que un grito me sobresaltó.
-         ¡¡¡¡¡DRAGÓN!!!!! – Pero qué diablos… pensé. Algo se movía entre los árboles.
-         ¡¡¡LAUREN, COGE A ERYEL Y CORRE!!!
-         ¡¡¡ES ENORME!!! ¡¡¡CORRE!!! – antes de poder preguntar de qué se trataba vi como Mat trataba de escapar esquivando los grandes troncos y las rocas que obstaculizaban su camino; comprendí entonces cual había sido el origen del incendio. Un Dragón negro con arrugas blancas en el cuello, unas fauces gigantescas, unos colmillos de medio metro y unas garras del tamaño de una cabaña le pisaba los talones, un ejemplar que no había visto nunca; un ejemplar supuestamente extinguido: El Dragón Arcano, un dragón guardián procedente del Valle de los Dragones al norte de Dos Lunas, Dragón que sólo una princesa podría haber liberado, un Dragón Original, un Dragón Real.
-         ¡¡¿SE PUEDE SABER QUÉ DEMONIOS TE OCURRE?!! ¡¡TE HE DICHO QUE CORRAS!! – Mat frenó en seco con su pelo pelirrojo alborotado y sus mejillas pecosas sonrosadas y sudadas por el calor.
-         Pelirrojo, es inútil escapar de un Dragon como ése. No llegaremos muy lejos y no pienso intentarlo.
-         Definitivamente estás más loco que tu hermano.

El Dragón había llegado hasta donde nos encontrábamos y dispuesto a lanzar sus últimas llamaradas se agachó y quedó cara a cara frente a Mat.

- NO   TE    MUEVAS. – susurré.
- No pensaba hacerlo… - susurró Mat tiritando. El dragón estornudó, hizo una reverencia y dejó que quien lo montaba descendiera hasta llegar a tierra.
- ¿puedo moverme ya? – añadió Mat.

-         Por supuesto que puedes moverte muchacho. Sentimos mucho que hayas tenido que correr así. Mi nombre es Albert, guardián en el Valle de los Dragones.
-         Yo soy Cynthia. – Interrumpió una segunda voz. Una mujer escondida bajo una capucha avanzó hasta quedar al lado de Albert. Ambos sentimos los destrozos. – añadió. – ¿Me permitís un momento? – ambos asentimos descolocados y completamente anonadados y estupefactos ante la posibilidad de que aquello pudiera ser cierto. Cynthia caminó hasta la orilla del lago y subiéndose a una gran roca miró hacia el bosque quemado e incendiado.

-         “Can a oronti o estelas hil celo, Kanir ni lai” – Tras pronunciar estas palabras, de las cenizas resurgieron raíces nuevas y fuertes, los árboles regresaron a su lugar y el fuego cesó; era como si el bosque jamás se hubiera deshecho entre las llamas.

-         Se traduce en: “Llamo a las montañas y a las estrellas que en el firmamento descansan, regenérate, rematerializa lo que tu hermano ha deshecho”. – Explicó Albert ante nuestras caras inexpresivas.

-         ¿El lenguaje Élfico no estaba extinguido? – pregunté.

-         No es Élfico, muchacho. – añadió Cynthia. – Es Damario, el idioma de los dragones; en este mundo cada idioma corresponde a un elemento y no hay mejor forma de combatir algo dañado por el fuego que hacerlo de esta manera ya que los Dragones nacen de entre las llamas y son estas las que han destruido el bosque, ¿comprendes? – Asentí con la cabeza. - Hay algo que tienes y que me pertenece. – Cynthia se acercó a mí hasta quedar justo frente a frente y se quitó la capucha dejándome ver sus ojos; era la primera vez que veía unos ojos de color lila. Dándome por aludido busqué con las manos entre la camisa hasta encontrar un pequeño bulto.

-         Eso es, amigo. – Nervioso y sin poder apartar la mirada de aquella mujer, cogí la llave de oro que descansaba sobre mi pecho y la arranqué.

-         Gracias Lauren. – la deposité en la palma de su mano.

-         Princesa. – Me incliné. Mat me miró anonadado y yo le devolví la mirada. Cynthia y Albert nos observaban risueños y el Dragon Arcano descansaba tranquilo frente al lago. Al volver la vista atrás descubrí a Alexa en brazos de Eric; al parecer todo había salido bien.

-         ¿Se puede saber qué pasa? – Eryel había recuperado el conocimiento y asustada a la vez que sorprendida observaba curiosa la situación.

-         Nada fuera de lo normal, ¿verdad Mat?

-         Por supuesto, Lauren. – Los cuatro reímos al unísono.


Leyre García



             

Comentarios

  1. WOOOO WOOOOOOOOOO WOOOOOOOOOOOO
    Me encanta!! A cada cpítulo te superas!
    (INCISO: Eric INCREÍLE, yo quiero uno, yo quiero!!)
    Por cierto, me encantan los dragones, siempre me ha parecido unas criaturas fantásticas (y nunca mejor dicho), así que ha sido un punto más a tu favor!!
    Muy bonita la parte de Carlos e Irene (qué tiernoooo!!!) :)
    SIEMPLEMENTE GENIAAAL!
    P.D: la princesaaaa woo wooo me he quedado así o_o (qué forrt!!)
    Sigue asíi y no dejes de escribir NUNCA!

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  2. AH!!!!! Dios, como me atrae tu historia!! Me ha encantado!!! La pelilla, lo que le dijo a Eryel :$
    La primera vez de Irene!! Jajaja!! Me encanta la historia :) Sigue así, mis felicitaciones, magnífica como siempre :D

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  3. me encanta!!!!! dragones!!! es lo que le faltaba! y encima Albert... guardián del valle de los dragones... ni mas ni menos! :P es fabuloso!! y que el grupo valla creciendo me encanta!!! esperare con ansia el siguiente capitulo! ^^

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  4. PD: Ya publique mi capitulo en las Cornicas de los Boax!! pasate anda ^^

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  5. AAAAAaaaaaa!!!!! me encantaaaa!!!!! ;D
    lo del dragón ha sido supergenial!! ahora tienen un aliado un poco mas poderoso! jejejeje
    lo unico lo que le ha dicho lauren a eryel. ¡¡¡¡¡¡como que la quiere como a una hermanaa!!!!!!! eso no puede ser!! tienen que acabar juntos!! ;P
    pero tu historia me sigue gustando como el primer dia! que digo! muchisisimo mas!!! ^^ es simplemente genial!!
    enhorabuena! ^^

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  6. Alexa......................¡MI QUERIDA ALEXA QUE VALIENTE ERES! AAAAAAAAY como la quiero! Mi personaje favorito! Bueno está empatada con Lauren! :D
    Ya sabes con quien quiero que termine Alexa e_e
    LO SABES ASÍ QUE POR FAVOR HAZLO :'(

    JAJAJAJAJAJAJJAJJAA Me partí el culo yo sola cuando apareció el dragón xDDDDDDDDD
    WIIIIIIIII VIVA LA DESTRUCCIÓN MASIVA *O*
    JAJAJAJAJAJAJAJ YO SOLA XDDDD

    Por cierto, ya publiqué *___* (al fin!!!)
    Besotes Leyre!^^
    Felicidades!

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  7. Me ha encantado :) muy buen capitulo y muy bonito el momentazo de Carlos e Irene.
    no pares de escribir por favor,
    eres genial.besos

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  8. WIIIII!!! ya estoy aquii!! xD lo prometido es deuda :P bueno lo primerisisisiismoo de todoooo es que odio a Irene y a Carlos!!! ¬¬ Irene me caia mal desde el principio pero de Carlos esto no me lo esperaba!!! que conste que a sido la cosa mas monisisisima y cukyy y romanticona que e leidoo y me a encantadooo!! pero les odioo!! como pueden hacer esas cosas mientras Eryel esta desaparecida en combate y medio muerta!! ¬¬ mmmm menudos son!! xD pero me a ENCANTADO *.*!!y en cima en la casa de Eryel!! xD (si lo se.. soy bipolarrr..xD)
    ayyyy Mat!!! que majooo es si ya sabia yo que me iba a gustar desde el prncipioo ojala mi hermano se preocupara tanto por mi¬¬ xD yyyy.. esperaa.. Alexa le pidio a Eric... O.O pero que fuertisisisimoo y Eric dando discursos sobre la amistad!! xD Alexa la mejor !! aguantando como una mujerzota todo el dolor!!!! me encantaaT.T xD Cynthia esta vivaaa!!! wiiiiii dragonesss *.* los adoroooo te as superado a ti mismaa!! xD y Lauren que cukkiiiisimoo yo quiero uno asiii es tan monooo *.* pero estoy con Carlota!!! como que solo amigoooossssss?????!!!! no no noooo pero si se nota que hay amorciitoo en el aireee xD y e de declarar aqui en presencia de todos tus lectores (y para darte verguenza ajena jijiji) que mi personaje preferente es la pelusa mutante de la casa de Eryel!!! muajajajja le voy a hacer un club de fans y todoo!! xDxD uyy casi me olvido de Eryel!! pues que es la ama!! tan maja y simpatica incuso cuando se esta muriendoo*.* y anda que la bromita de Lauren al final!! xDxD para liberar estres y reirse un ratoo xD joo yo queria que la llave de Cynthia se la regalase Lauren a Eryel en plan romanticonn!! xD bueno ya sabes como soy yo.. corazones y unicornios volando por los aires xD
    pues lo dicho amorr!! que me a encantado el capitulooo!! a estado genial y impresionante como simpre :P jiji sigue asi!! te adorooo!! xD (L)
    PD:ya te lo dije pero lo siento por haber tardado tanto en escribirteee T.T
    PD2:sigue en pie lo d epoder torturarme y esas cosas!! xDxD
    PD3:ootroo testamentooo xD (espero que sonrias muuchoo al leerlo)
    TE ADOROOO!!!!!

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  9. Dios mio santo virgen! jajaja Menudo comentario! Te has superado a ti misma por las sonrisas que me has sacado! Ains jajajaja Bueno bueno.... Lauren y Eryel... en el próximo capítulo tendrán que pasar por una incómoda situación hahahahahaha
    La verdad es que son un poco cabroncillos Irene y Carlos jaja pero ellos no saben que Eryel está desaparecida, piensan que está con su tía aunque cierto es que se han acostado en la cama de sus padres (1 asesino y una recién fallecida)... pero es que es preciosisisisisiiiisimo jajajaja ains! jajajajaja siiii la pelusa ^^ es que es monísima yo me la imagino redondita y con ojos grandes jajajaja club the fans: "La pelusita" (estoy loca) pero es que de verdad... ainss y el pelirrojo de Mat es un buenazo, se enamorará pronto de un personaje nuevo ^^ Y llegará el cumpleaños de Eryel así que tal vez Lauren y ella se regalen otras cosas aunque la llave haya sido para Cynthia jiji también será la fiesta en la víspera de la noche de Dos Lunas muahahaha ^^
    Y Albert y Cynthia serán importantes en la historia junto a Alexa y a Eric que se recuperarán pronto jiji No te adelanto más jaja un besazo! Y MIL GRACIAS POR EL COMENTARIO! ainssss cuantas sonrisas jaja! Te adoro yo más!

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  10. me encantaaaaaaaaaaaaaa!!! es genial genial genial! te felicito, perfecto:) te sigo ya!
    yo estoy empezando, te dejo el enlace por si te quieres pasar: constantefantasia.blogspot.com
    muaaaaaaaa♥

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  11. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  12. Leyre.. es que de momento no me decepcionas nada!!!!! te habrás hinchado a escuchar( bueno leer xd)esto, pero ME ENCANTA! es que tengo unas ganas de leer el siguiente capítulo que no puedo más!! Me has metido en la historia de una forma... sabes mis puntos débiles a la hora de leer jope!! escribe pronto porfiiiiis :$ jajaja
    Un besazo enorme!!

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