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Capítulo 10. "Caperucita y el Lobo"

Hacía mucho tiempo desde la última vez que probé la carne humana, ya no recordaba como era sentir en olor y el calor de la sangre en mi mandíbula, ni como era escuchar los gritos y gemidos de dolor; pero tampoco recordaba la imagen que quedaba tras tal masacre ni las caras inexpresivas de mis víctimas; y era eso lo que hacía que más tarde sintiera repulsión por lo que soy.





Cuando los quejidos de Sarah cesaron me alejé de ella unos centímetros; el brillo que su piel de Daima emitía, había desaparecido y sus ojos, ya cerrados, descansaban sobre sus mejillas. Pequeñas gotas de sangre se deslizaban por la nariz hasta cubrir sus labios y llegar a su barbilla.

Conocía a Sarah desde que éramos niños; recuerdo que Nora la trajo a casa y nos dijo que ocuparía un lugar en nuestra familia durante un tiempo. Nunca fuimos más que compañeros, aunque Lis y ella siempre han sido muy buenas amigas, hasta que un día desapareció; más tarde nos enteramos de que Nora la había encontrado en el bosque. Todavía sigo sin comprender por qué nos lo ocultó.
Nora siempre ha tenido secretos para todos; para todos excepto para mí, siempre he sabido cómo era en realidad. Aquella fue la última vez vi a Sarah; hasta hoy, claro.

Me alejé de ella recostándome en un árbol cercano. No era la única a la que había herido; cuatro Daimas yacían inmóviles entre las raíces de los árboles; supongo que debió suceder cuando fui tras Eryel.

Cerré los ojos. Las Montañas Azules acudieron a mi mente: el arroyo, el lago, la montaña, las cuevas, el musgo, el olor a tierra mojada; tiempos en los que todavía éramos una familia normal, en el que los secretos continuaban siendo eso, secretos.

“ - Te atraparé Lis!
-         No podrás correr más que yo Sarah! Jaja
-         Te cogeré ya lo verás! – Sarah agarró a Lis por el brazo y ambas cayeron a la orilla del lago. Juntas jugaron mojadas durante un buen rato. Mientras tanto delante de mí, Lauren sonreía. - Vamos Lis! Tú puedes con ella! Recuerda que tiene cosquillas! Jaja – La animaba.
-         ¿Quién piensas que ganará eh, Eric?
-         No lo se renacuajo! Supongo que Sarah, sin duda nada más deprisa que Lis! – Éramos niños. No nos importaban los por qué, ni los cuándo, ni los dónde. Me vi a mí mismo o al menos al que un día fui.
Los ojos azules de Sarah me miraban desde la orilla; me  sonrió. - Vamos Sarah! Enséñale cómo se hace! – La animé desde lejos. – Puede que al fin y al cabo hubiera sido importante para mí.”

Sentía vergüenza y eso era algo que no debía suceder. Debía mostrarme fuerte, como siempre he hecho. Si soy un mounstro, tendré que asumirlo. Abrí los ojos de nuevo; el lago y las cuevas ya no estaban, y la niña que jugaba alegremente en aquella orilla yacía ahora muerta frente a mí. Me sentía desorientado. Ya no sabía quién era, no me reconocía a mí mismo y estaba empezando a convertirme de una forma u otra en quien no quería.

-         Vaya, vaya, vaya. Hemos vuelto a las andadas eh? – De entre los árboles otra pantera apareció de repente. No era negra como yo; su piel era rasgada, marrón oscuro. Si no recordaba mal, no la había visto nunca. Me puse en pié hasta quedar cara a cara.
-         Quién eres? – Pregunté desconfiado.
-         Quién crees que soy? – Respondió.
-         No te he visto nunca, no te conozco. – Dije a alerta y muy seguro de mí mismo.
-         Tú crees? – Sus ojos grises rasgados me sonaban de algo, pero no conseguí descifrar lo que aquel animal pretendía decirme.
-         Aunque te dijera quien soy, nunca me creerías. Soy una mentirosa verdad? – Al escuchar aquella frase mis ojos se abrieron de par en par y mi cuerpo se erizó. Pero antes de poder responder ante aquella confesión, se marchó. Sin duda me preocupaba. Aquel ser, no era una pantera, de eso estaba muy seguro; pero tampoco una humana. Era por eso por lo que no me cuadraba lo que me hizo creer. Se estaba haciendo tarde y ya casi había olvidado a Eryel. Tenía que ir a buscarla; a estas alturas Salzar ya habrá puesto precio a su cabeza y medio reino de Notham la estará buscando; esperaba sinceramente que no hubieran Mantícoras* o Arpías* de por medio, si era así, todo se volvería mucho más complicado.


***

Cómo no, me había perdido. Todos los árboles me parecían los mismos, las rocas eran idénticas y me daba la sensación que no dejaba de correr en círculos. Por suerte el peligro había pasado, al menos esperaba que fuera así. Aminoré la marcha hasta divisar el final del bosque. Un gran acantilado apareció frente a mí.

-         Eryel, por fin te encuentro! He estado buscándote un buen rato! – Menos mal, era Eric.
-         Eric, dios! Estás bien? Estaba preocupada por… – No pude terminar la frase, algo no encajaba en todo aquello; no me resultaba nada familiar. No me transmitía confianza.
-         Qué te pasa Eryel? Parece que hayas visto a un fantasma.
-         Estoy bien Eric, deberá ser el cansancio tal vez.
-         Estoy seguro de que se te pasará.
-         Ves eso de ahí abajo? – Señaló al fondo del acantilado. – Es el reino de Cassian. Está cerca del reino de Shelden tal vez quieras pasar por ahí, podemos ir a las Montañas Azules; están bastante cerca recuerdas? – Definitivamente algo no iba bien. No recordaba haberle contado mi tarde con Lauren en las Montañas Azules y en el lago.
-         Cómo sabes que he estado ya en el lago y en las montañas? No recuerdo haberte contado nada sobre eso… – retrocedí asustada y preocupada. Segundos después me encontré al borde del acantilado, ya no podía retroceder más.
-         No tengas miedo Eryel. Únicamente debes tener cuidado con los amigos que puedas creer tener en Dos Lunas. Sabes? He matado muy a gusto a todas esas Daimas que nos perseguían y lo he pasado en grande; su sangre era tan… dulce. – Era Eric, tenía que ser él; no quería que fuese así pero no podía ser otra persona. O sí? – Se acercó a mí lentamente. Piedras sueltas cayeron por el acantilado obligándome a dar dos pequeños pasos hacia delante. “No tengas miedo”. Pensé. Pero era tarde para eso. Se abalanzó sobre mí. No me serviría de nada gritar; apoyó sus patas delanteras en mis hombros clavándome las garras.
-         Hay muchas personas que quieren algo de ti. Pero no sabes hasta que punto son capaces de actuar para conseguir atraparte. Tal vez encontremos algo que te motive a entregarte a Salzar. Tú nunca deberías haber llegado, “Viajera”. – Esto último lo pronunció con asco. Jamás había sentido tanto miedo. – Ni siquiera deberías haber nacido. – Todo sucedió muy rápido. De pronto Eric saltó por los aires… al menos eso pensé hasta que vi como otra pantera se abalanzaba sobre él. Ésta, le dio un zarpazo en la cara y rugió con fuerza, tres marcas de garra quedaron grabadas en su mejilla  mientras yo continuaba tendida en el suelo. La pantera que me había amenazado se marchó. No sabía quién era quién, hasta que se acercó a mí y vi sus ojos grises y su pelaje negro.
-         Estás bien? – me preguntó. Aun con lágrimas en los ojos, asentí con la cabeza.
-         No era yo, de acuerdo? No era yo.
-         Era igual que tú Eric. ¿Qué querías que pensara? – me temblaba la voz. – me ha dicho cosas horribles… - no pude contener más las lágrimas.
-         Vamos a hacer una cosa, eso que ves allá abajo, es el Reino de Cassian. Tengo amigos allí y conozco un sitio en el que podremos alojarnos. Déjame ver eso. – Se acercó a mí y observó detenidamente las heridas que habían en mis hombros. Sus bigotes me hicieron cosquillas. – Si no quieres que se te infecte tendremos que darnos prisa, queda muy poco para mi próxima transfiguración y necesitaré ropa limpia y seca. Puedes caminar?
-         Sí, creo que sí.
-         Está bien. Lleva cuidado por donde pisas, tendremos que cruzar por esa cascada de ahí. – A la derecha del acantilado, el arroyo terminaba en una gran cascada y un pequeño sendero, sería más cómodo descender por ahí, sin duda.

Mientras bajábamos por el sendero evité mirarlo a los ojos. Todavía tenía miedo y eran tan… parecidos que me resultaba incómoda su presencia. Sé que aquel animal me habría matado si hubiera tenido la oportunidad, si Eric no hubiera aparecido.

El suelo estaba frío, al salir corriendo de la cama y haber escapado tan rápido las botas se quedaron en la cabaña y he tenido que ir descalza todo el camino, ya da igual al fin y al cabo la textura de la hierba húmeda es agradable. Cuando ya habíamos recorrido medio camino y llegamos al lado de la cascada, la brisa y las gotas de agua que se desviaban de su camino debido al viento volaron hacia mis mejillas. Eric continuaba caminando en silencio a mi lado; supongo que estaría pensando en todo lo sucedido, tal y como yo no podía dejar de hacer.

De un momento a otro dejé de pensar. La arboleda que nos rodeaba terminó y pude ver por fin el Reino de Cassian de cerca. Era la primera vez que salía del bosque y del campo desde que llegué a Dos Lunas. Una ciudad amurallada nos esperaba; pequeñas casas la rodeaban y en su interior podían distinguirse otras más pequeñas entorno a un gran castillo de piedra gris. El paisaje era inmenso, Cassian era inmenso.

                     ***

-         Blu! Dónde te habías metido! Hacía tiempo que no te veía!
-         Lis! Traigo noticias! – Blu se apresuraba entre los arbustos hasta llegar al alfeizar de la ventana de la cocina.
-         Pasa!
-         Están buscando a Eryel, por ahora no sé nada de Lauren, sólo sé que Deltor envió hace unas horas a las Daimas y a las Sirenas en busca de Eryel. Se dice que hay un animal que va con ella y que la acompaña al Reino de Notham.
-         El Reino de Notham?! Esa chica se ha vuelto loca?! No conoce nada sobre Dos Lunas y pretende adentrarse en las Torres de Plata y el Bosque Oscuro así como así?!
-         Fui al Reino de Shelden hará un par de horas y escuché a dos soldados comentar que Notham había mandado a Kein en busca de las Mantícoras* y de las Arpías* con un mensaje, no puedo decirte el qué, pues no lo sé. Esa es toda la información que tengo Lis. Huele bien! Qué estás cocinando?... – Las noticias que había traído Blu no eran precisamente buenas, y con Nora fuera de casa no me tranquilizaban en absoluto; si las Arpías* buscaban a Eryel, vendrían hasta aquí siguiendo su olor.

***

 Ya quedaba poco para que sonara al timbre. Estaba tardando demasiado. La cena estaba lista, las rosas, las velas, la música… Su canción favorita sonaba de fondo por la habitación.

Todavía no sabía lo que le había sucedido esta mañana. Habíamos quedado a las 14:00 y no ha aparecido. Cuando he hablado con ella, la he notado rara, espero que esté bien.

                        ***

Llevaba sentada en el portal de su bungalow durante quince minutos. Esa mañana no pude ir a su casa, estaba demasiado cansada y asustada, los ojos de Fedro continuaban clavados en mi mente, observándome, acosándome... Pondría la escusa de que mis padres habían organizado una comida familiar por el cumpleaños de mi tío; llevo años sin verlo así que Carlos no podría enfadarse, al menos eso esperaba.

Dinn donn! Dinn donn!

Pulsé el botón rojo del timbre; en a penas 10 segundos vi la cara de Carlos sonriente tras el cristal de la puerta.

-         Enana! Qué te ha pasado esta mañana? Estás bien?
-         Si peque, no te preocupes no ha sido nada. He tenido que ir a comer a mi casa.
-         Eii… tienes mala cara, de verdad que no te ha pasado nada malo? – Me susurró mientras me abrazaba. La puerta principal se cerró detrás de mí y un olor a incienso y a comida mejicana inundó mis sentidos. Al instante mi estómago protestó.
-         Has hecho la cena? Huele a fajitas! – Sonreí mientras lo miraba expectante.
-         Sí, y espero que te gusten por que me he pasado todo el día preparando esto… - Me tapó los ojos y me llevó hacia en salón.
-         Ábrelos. – Dijo – Todo estaba perfecto. La cena, la música, las rosas… en el alfeizar de la ventana habían cinco velas colocadas formando un corazón; aunque no era eso lo único que vi cuando miré a través del cristal.








Comentarios

  1. Me acabo de poner al dia con tu novela!!! =)
    wow... pedazo de historia!
    me encanta el argumento! escribes realmente genial y tienes mucha imaginación para tanto nombre y demás =)
    por supuesto estoy enganchadisima asi que seguiré leyendo!! ¿cuándo subirás el próximo?

    muuuak!

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  2. Me he quedado muerta con la nueva pantera O_O
    Es una pasada, me encanta, como siempre
    Espero el próximo capítulo con ganas^^

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  3. ¡QUIERO VOLVER A VER A LAUREN!
    Aghhhhhhhs.
    Me flipa todo el rollo de las panteras, me da a mí que la otra pantera es una bruja o algo.
    Sube pronto(:

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  4. Es precioso!! increible! me encanta!!
    me gusta cada vez mas!! increible!! jaja
    es preciosoo te lo juro :D vale la penaa

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  5. :O TE IDOLATRO , ME ENCANTA , LO ADORO , ME CASARIA CON ESTE CAPITULO XD la verdad es que me encanto del principio a fin . Los sentimientos humanos de eric y su parte ´´bestial`` luego los recuerdos sobre sarah T_T pobre me puse mas triste con esa parte . Luego esta lo de la pantera de las narices ¬¬ de verdad que asco y sin duda era sospechosa desde el principio ;D si no fuera por Eric ;D y las noticias de blu tambien T_T AH Y LA PARTE DE IRENE Y CARLOS GUAU LO ULTIMO ME HA DEJADO SIN PALABRAS SIN DUDA . FEDRO SEGURO QUE ES EL .
    En el proximo saldra Lauren fijo XD ;D un beso

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